domingo, 31 de mayo de 2009

~¿Qué hay de nuevo?~: EXPO DE FOTO 2009

FOTO: KEVIN GUZMÁN


Compañero Universitario!!!, si quieres ver algo interesante date una vuelta por las instalaciones del Departamento de Periodismo de la UES, pues justo en "el sotano" se está llevando a cabo la Expo de Foto 2009 de los estudiantes de Licenciatura en Periodismo que cursaron la materia de Fotografía el año recién pasado. Los tópicos de las imágenes expuestas son diversos e impregnan las llamativas estampas de la realidad de nuestro país que lograron captar las lentes de los artístas. La Expo se mantendrá a lo largo de toda esta primera semana del mes de junio.

~Guzke~

lunes, 25 de mayo de 2009

~"Contraste Citadino"~




La tarde cae en el horizonte, y las aves zurcan el firmamento en busca de cobijo. Las nubes trazan pinceladas de mágico encanto y los colores que reflejan llenan de calidéz a aquella montaña, ese gigante dormido, el vigia de la ciudad. Hasta la belleza posee límites, porque...

...Abajo, en la ingrata tierra de los hombres, cientos de gentes pululan entre las agrietadas calles. Cada día por los mismos caminos, con las mismas máscaras puestas en el espíritu, suprimiendo con ello sus propias esencias. Esta es la jungla de concreto, la metrópoli agonizante. Los contrastes de sus estampas resultan hasta insultantes a la humanidad misma: apreciar el edificio más alto e impresionante y a sus pies, el niño de la calle, el "sin vos" (como dijera aquel sacerdote mártir), el "sin nombre", el muerto en vida. ¡Está por salir la impaciente lágrima de mi ojo!... pero la suprimo, como lo hace aquella gente pululante, lastimera, insignificante en espíritu. Y yo... yo sigo mi camino. Y al llegar hasta mi hogar, me sumergo en un profundo sueño... no quiero ser más como ellos...

~Guzke~

domingo, 17 de mayo de 2009

~CELULOIDE~:"Los Piratas de Silicon Valley"




Imaginen el mundo tal y como lo conocemos sin alguno de los aditamentos que han facilitado nuestro modus vivendi en el último siglo. Imaginen que pudiesen abrir una brecha en el tiempo y en el espacio y tuviesen la facultad de modificar algunos hechos importantes de la historia del desarrollo humano. Hagan que Edison se rinda en la manera número dos mil de cómo no hacer un filamento incandescente y, hoy, las calles y marquesinas iluminadas de ciudades como New York, Paris o Las Vegas serían utopías. Borren del mapa a todos aquellos eruditos que se aventuraron al análisis de los fenómenos eléctricos desde tiempos inmemoriales y, hoy, no habrían ni cables en las calles, ni enchufes en las casas.
Contraten constantemente a Leonardo Da Vinci para que pinte retratos sin parar, de ese modo lo distraerían de sus estudios sobre el vuelo de las aves, así él nunca trazaría proyecto alguno para una “máquina voladora” y al correr de los siglos nada animaría a los hermanos Wright para construir dicho artefacto; de esa forma, hoy, aún viajaríamos largas distancias en vapores y ferrocarriles. O simplemente pongan a Steve Jobs (fundador de Apple Computers) en el ejército y a Bill Gates (fundador de Microsoft Corporation) en un seminario religioso y, hoy, más de una cosa sería diferente. Aún: escucharíamos música en “cassettes”; compraríamos películas piratas en formato VHS; nos comunicaríamos vía correo aéreo con nuestros familiares en el extranjero; la fotografía seguiría siendo análoga; tendríamos, como única y exclusiva opción confiable, que acudir a las bibliotecas en busca de la tarea que luego escribiríamos con la ayuda de una vieja y oxidada máquina manual.
Conviertan a Gates en sacerdote aspirante a papa (o en violador excomulgado, uno nunca sabe…) y a Jobs en soldado héroe de guerra (o en traidor o lisiado) y seguramente todo lo anterior, o hasta más, sería el pan de cada día. Desde luego que no todo sería relativamente malo: las industrias de la música y del cine sufrirían menos monetariamente; sin duda habrían más oportunidades laborales para carteros y fotógrafos; los jóvenes dedicarían más tiempo de calidad a sus estudios y actividades de sano esparcimiento, porque no existirían las ataduras viciosas, estupidizantes y sedentarias de los videojuegos; las bibliotecas tendrían más afluencia de gente ávida de conocimiento, en fin… Y aunque nos llevaría mas tiempo realizar estas cosas en esa bizarra dimensión paralela, como ven, no todo sería relativamente malo.


Cuando nos sentamos frente a una computadora y la encendemos, poco o nada sabemos del porqué está ahí, frente a nosotros. En la década de los años setenta, los grandes fabricantes de ordenadores –como IBM—no tenían ni visión ni intención de crearlos para uso de la gente común, pues consideraban que la complejidad en el manejo, funcionamiento y mantenimiento de estos dispositivos estaba sólo al nivel de entendimiento y capacidad económica de las grandes empresas y los gobiernos de las naciones poderosas. Sus objetivos estaban orientados expresamente hacia aquello que les resultara más rentable a corto plazo. Podría decirse que como hombres de negocios eran formidables, no así como hombres visionarios.
No pensaron en la posibilidad de que al simplificar la complejidad de las computadoras y encontrar el modo de adaptarlas para que realizaran tareas simples, crearían un nuevo y llamativo mercado. IBM no lo pensó, y hasta se dio el lujo de restarle importancia, de modo que aparecieron en escena dos verdaderos visionarios que, con el tiempo, se convertirían en grandes contrincantes para luego terminar siendo grandes aliados. He de referirme a los señores anteriormente mencionados: Steve Jobs y Bill Gates. Estos tipos se atrevieron a desafiar los paradigmas de su conflictiva época y se adjudicaron el crédito de llevar la era de las computadoras al siguiente nivel: la masificación.
Por ello, muchos les admiran, algunos hasta les idolatran. Empero, muy pocos se lanzan a cuestionarles al respecto de la legitimidad de sus procesos creativos, de sus iniciativas innovadoras, de sus proyectos iniciales. De entre las críticas que se les hacen a esos dos personajes, trataremos de profundizar en una de las más sustanciales y populares de los últimos tiempos: la contenida en el filme del director Martyn Burke, “Los Piratas de Silicon Valley”. Esta cinta se basó en el libro “Fire in the Valley: The Making of a Personal Computer” escrito por Paul Freiberger & Michael Swaine.
[1]


Aquí se narran los controversiales y poco mencionados hechos que dieron origen a los gigantes de la computación, Apple y Microsoft, todo desde la perspectiva de Steve Wosniak (antiguo socio de Jobs) y Paul Allen (socio de Gates). En síntesis, la película expresa que, tanto Jobs como Gates, de alguna manera terminaron plagiando la mayoría de los desarrollos tecnológicos que expusieron al mundo como “de iniciativa propia”.
Presentados de la manera más simple, los hechos mas trascendentales en esta versión de la historia fueron los siguientes: Primero, Apple le “roba” a Xerox el soporte de hardware e interfaz gráfica para utilizarlos en su proyecto definitivo, la Macintosh. Apple creció. Luego aparece Microsoft y, ofreciéndole a Apple su “inocente cooperación” para mejorar la hoja de cálculo del sistema, copia la interfaz gráfica de la Mac y, acoplándola con el programa MS-DOS (que originalmente se llamaba Q-DOS, el cual compraron a un tipo desalineado por $50,000, nada en comparación con los millones que ganarían) y con su rudimentario soporte de hardware, crean un nuevo sistema, Windows. Microsoft creció y con el paso de los años, ha superado y absorbido a Apple en el mercado, de tal manera que hoy en día, aproximadamente el 90% de la población mundial con computadora posee un equipo PC con un sistema operativo Windows (aunque muchas veces no sea legal).


En la película, más que el mismísimo Bill Gates, la trama parece centrarse desde el principio hasta el final en Steve Jobs. Este personaje es sin duda el más matizado e interesante, no sólo por la imagen, hasta cierto punto, histórica que representa, sino también por la condición humana en que se le enfoca en reiteradas ocasiones: un sujeto con problemas psicológicos causados por la ausencia de su madre biológica en la niñez. Un joven que se refugia en las comunidades libres de los hippies buscando el propósito de su vida mientras desafía el status quo, tiene sexo libre y consume drogas. Un tipo quien, enfrascado en sus visiones megalómanas de posibilidades infinitas, se desvía constantemente hacia el borde de la locura que le provoca su enfermizo perfeccionismo.
Al respecto, Wozniak dice: “Mientras yo me la pasaba entre circuitos de ordenadores, Steve siempre andaba en otros mundos (…) Además, le gustaba recoger manzanas en Oregon”.
[2]
Llega un momento en la vida del joven Jobs, en el que se siente desesperado por la incertidumbre de lo que le deparará el futuro. Sin embargo, la genialidad que su amigo Wozniak posee para la electrónica, le saca de su estado depresivo y le impulsa la visión de romper las barreras y encontrar el modo de llegar a la cima de la manera más rápida e innovadora.


Jobs se aventura entonces a buscar el financiamiento para arrancar su negocio en la cochera de Wozniak. Al final, consiguió $500,000 de la tutela del inversionista Mike Markkula; pero antes, tocó varias puertas en bancos que terminaban por rechazarle simplemente por su desalineada apariencia: Barbado, melenudo, playeras coloridas, pantaloncillos rotos de mezclilla y un par de sandalias de cuero. Todo un hippie urbano.
Entonces decide tomarse las cosas en serio y ataviarse para la ocasión. En una escena, Wozniak se sorprende al verle afeitado, a lo que Jobs responde: “a los bancos no les gustan las barbas”.
[3] Misma sorpresa cuando Apple presenta sus piezas tecnológicas en una gran feria de computadoras y se ve a Jobs vestido de traje. En fin, todo iba viento en popa para Apple Computers, y, al cabo de dos años, se trasladaron de la vieja cochera a unas amplias y modernas instalaciones en el Silicon Valley nombre de la zona sur del área de la Bahía de San Francisco, en el norte de California.[4]

Paralelamente se presentan en la trama, los hechos que se ligan a Bill Gates. Se le ve a él, y a su amigo de infancia Paul Allen, como estudiantes de Harvard. Como la mayoría de los universitarios que no vislumbran bien su futuro, se les ve jugando partidas de póker, parrandeando y emborrachándose sin medida.


Pero esas acciones sin rumbo desaparecen de golpe debido a la pasión de los dos amigos por las computadoras desde la niñez, la cual les lleva hasta Albuquerque luego de enterarse en la revista Popular Electronics, que un tipo que ha construido el primer ordenador minimizado (llamado ALTAIR) y que está solicitando un lenguaje para su funcionamiento.
El joven Bill, a pesar de su inocente apariencia “nerd” y su mala suerte con las mujeres, en otros ámbitos detestaba perder y poseía un enorme poder de convencimiento: las habilidades perfectas de un buen vendedor. La película lo muestra, en repetidas ocasiones, recurriendo a muchas artimañas para lograr sus objetivos empresariales cuando Microsoft aun estaba en remedos de oficina.


Llegó al punto de burlar al gigante IBM, convenciéndoles de que habían desarrollado un sistema operativo que les interesaría, cuando éste ni siquiera existía aún.
Ciertamente, Gates no era un perturbado en comparación con Jobs. En el momento en que tiene contacto con él y le toca convencerlo de su lealtad hacia Apple, se le muestra sereno e inmutable, con la paciencia perniciosa de una víbora, cosa que saca de sus casillas a Jobs, pues está acostumbrado a desquitarse con todos y a hacerlos desvariar como él en momentos de suma presión.


Al cabo de esta odisea, Bill traiciona a Steve bajo la premisa de Picasso: “los buenos artistas copian, los grandes roban”, y como es del conocimiento público, se adjudica la victoria en la batalla de las computadoras personales.
La película es bastante puntual con respecto a la sucesión de los hechos y sabe centrar la atención de quien la mira en los detalles que ellos quieren que se miren. Hace esto de una manera tan descaradamente explícita, como si se lo estuviera explicando a un niño, que hasta saca por un momento a sus personajes de la trama y los coloca en un plano de comunicación directa con el espectador. Este elemento es irónicamente jocoso, pero no deja de ser llamativo, que al final es lo que toda cinta cinematográfica pretende.
Una perspectiva que no está de más analizar, perfecta para aquellos que se apasionan con las teorías conspirativas y para los que siempre buscan ir más allá de lo que todos perciben.



Fuentes de primera mano:
[1] WIKIPEDIA. Artículo PIRATAS DE SILICON VALLEY, en http://es.wikipedia.org/wiki/Piratas_de_Silicon_Valley
[2] WOZNIAK, Steve, PIRATAS DE SILICON VALLEY, Película. Turner Network Televisión (TNT), 1999, Estados Unidos de América
[3] JOBS, Steve. PIRATAS DE SILICON VALLEY, Película. Turner Network Televisión (TNT), 1999, Estados Unidos de América
[4] WIKIPEDIA, Artículo SILICON VALLEY, en http://es.wikipedia.org/wiki/Silicon_Valley

HASTA EL PRÓXIMO ENCUENTRO, DIOS MEDIANTE
~Guzke~

miércoles, 6 de mayo de 2009

Recuerdos del Viaje en Fotografías...

El pasado fin de semana (2-3 de Mayo), llevando a la práctica la planificación académica de campo, en la cátedra "Semiótica de la Imagen", mis compañeros y yo visitamos El Pital...

Una experiencia a la que cada quien le agrega el calificativo...

A continuación, algunas imágenes de aquel lugar...




~LIBROS, LIBROS, LIBROS~: "El Dinero Maldito"


El 24 de julio de 1968 se cumplieron 100 años de natalicio del magnífico Alberto Masferrer. Con motivo de ello la entonces Dirección General de Cultura del Ministerio de Educación proclamó 1968 como el "Año de Masferrer", así se lanzó la quinta edición de sus obras.

Seis años más tarde, en 1974, la nueva Dirección de Publicaciones del MINED se dió a la tarea de recopilar nuevamente los escritos del inigualable pensador salvadoreño y de publicarlos en una colección llamada "Cuadernos Masferrerianos": "¿Qué debemos saber?", "La Religión Universal", "El Minimum Vital", "Niñerías", "Prosas escogidas", "Leer y escribir" y, por supuesto, su escrito más representativo- y que tuve el placer de tener a mi disposición- "El Dinero Maldito".

Masferrer escribe acá como un iluminado entre la decadencia que le rodea. San Salvador, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, en el cual habitaba, le inspira a filosofar en el "por qué" del estado deplorable y falto de esperanza que inunda el ambiente citadino.

La reforma cafetalera de la década de 1870- que si bien es cierto catapultó a El Salvador hasta convertirlo por un tiempo en uno de los principanles oferentes del "grano de oro" en el mercado internacional- incidió tan negativamente en la forma de vida de los más pobres, que hasta hoy en día se viven las consecuencias de ello. Empero, los libros de Historia Oficial nos pintan un esplendor como ningún otro en la historia, a cerca de la vida en la ciudad de esos días: salones de baile y tertulias, clubes exclusivos, casinos lujosos, funciones de teatro y cine en boga, la innovación de los "carruajes sin caballos", las glamorosas modas de las delicadas señoritas y los elegantes atavíos de los educados mancebos, los banquetes, la etiqueta, los modales y las cortesías. Todo felicidad, todo progreso, todo plenitud... y San Salvador cada vez con más infulas de ciudad cosmopólita, mientras más vanalidades traían en la mente los pasajeros de los vapores y ferrocarriles.

Estas eran las acciones de la oligarquía, de los dueños de las fincas y los negocios, quienes con lo anterior no sólo se conformaban intentando cubrir con un telón de seda el escenario de la cruel realidad que ellos mismos provocaban con su avaricia, sino que le escribían más drama al montaje de la obra: No sólo les bastaba explotar a la clase obrera de sol a sol, de lunes a sábado, sino que también fomentaban la decadencia en sus días de descanso, permitiendo que el Estado y los gobiernos municipales legalizaran antros de malamuerte para su perdición espiritual.

Masferrer nos relata el respecto: " A seis cuadras, Oeste, me queda el Hospital, a donde va, a todas horas, una caravana de dolientes, pobres o miserables los más, a ver si les dan algún alivio. A cinco cuadras, en dirección contraria, me quedan tres estancos, donde se bebe de día y noche; donde la pianola, el fonógrafo, los gritos de los ebrios y el chocar de vasos y botellas ensordecen los oídos de los transeúntes, y también su conciencia, para que no piensen en los dramas que ahí se incuban. Frente a mí, a una cuadra, está la penitenciaría, donde viven los criminales desvalidos; los que no tienen la llave dorada que abre las puertas de la Justicia. Los Domingos, desde muy de mañana y todo el día, la vida enlaza esos tres antros en que el vicio, el crimen y el dolor se funden en una trinidad fatídica. (...) Se trabaja toda la semana ¿Qué cosa más justa que bajar el domingo para descansar, para divertirse? Por eso, desde muy de mañana, bajan los labriegos, limpios, endomingados, decididores, ligeros; dan una vuelta por la ciudad mientras se abre el estanco, y apenas este despliega sus fauces, entran y beben. (...) Y entonces todo huye, todo se desvanece: la memoria, la atención, el juicio, el sentimiento del yo, el dicernimiento del bien y del mal: es la locura, última forma de la embriaguez, que franquea el paso del hombre a la bestia, de la bestia a la fiera. Y entonces viene la sangre (...) De esa sangre, cristalizada en el Presupuesto y transformada luego en la mentira de la Cultura, vivimos y gozamos nosotros los privilegiados. Con esa sangre vamos a Europa, a divertirnos y a corrompernos, si todavía nos falta corrupción; con esa sangre se paga el diploma del médico y del jurisconsulto; con esa sangre nos costeamos las fiestas diplomáticas y los banquetes patrióticos; con esa sangre cubrimos los gastos de mil cosas supérfluas, dañosas, tontas o inútiles; con esa sangre sostenemos la vida de monerías que imaginamos civilización y progreso. Y con esa sangre, nosotros los señores de la Tierra y del Comercio y de la Banca, vosotras las nobles matronas, vosotras las señoritas gentiles y nosotros los caballeritos apuestos; con esa sangre se pagan nuestros ocios, nuestros lujos, nuestras joyas, nuestras mansiones, nuestras quintas, toda nuestra vida ociosa y mentirosa, gris y charlatana, alimentada incensatamente con el dinero maldito. EL DINERO MALDITO... esa es nuestra vida... esa también será nuestra ruina..."

La prosa sublime, excitante y rica en existencialismo de Masferrer, nos invita constantemente a la reflexión de los aspectos que realmente perjudican desde sus cimientos a nuestra sociedad, los cuales tienen su raíz en la ignorancia, el alcoholismo y en sus consecuencias directas: la indiferencia, el crimen, la pobreza y muchas otras bajas pasiones que degradan el espíritu individual y colectivo en un continuo ciclo vicioso.

A lo largo de sus primeros siete capítulos, se percibe un muy razonado y sano aire de crítica realista en diferentes contextos: desde la familia (cap. II: En la casa del ebrio), pasando por la sociedad (cap. III: Pan o revólver; cap. V: El Estado corruptor), hasta llegar a la humanidad misma (cap. IV: El Cómplice; cap. VI: sembraron los vientos...) abarcando con ello las diferentes esferas en donde se desenvuelve el hombre a diario, dándole a esta obra un alcance y entendimiento universales y atemporales.

Finalmente, en su octavo y último capítulo, EL DINERO MALDITO nos insta a ser agentes de cambio de al manera que podamos, estemos donde estemos, seamos quienes seamos en la escala social. Nos da sugerencias y luego exhorta a todos los que formamos el país a mejorar las cosas: a la madre, a la mujer que se casa, al adolescente común y despreocupado, al hacendado, al padre de familia, al empresario, al banquero, al maestro de escuela, al religioso y, por último, a los intelectuales, a nosotros los universitarios. Pero particularmente, A NOSOTROS LOS PERIODISTAS EN FORMACIÓN, y lo hace con estas palabras:

"Sí, si quisieras, podrías ayudar (...) Tú, hombre de pluma, que más que nadie tienes la obligación - porque más se exigirá a quien más se le ha dado -, si pensaras que triste oficio vives con pasarte los días contando chismes, hablando sin pensar, mixtificando ideas y desfigurando los sucesos, cuando podrías ser el guía, el faro, la sal de la tierra... podrías ayudar." EL DINERO MALDITO es un libro que ha pasado la prueba del tiempo y muchos de sus prolíficos planteamientos han perdurado no sólo por su naturaleza irrevocable y realista, sino tambien, porque El Salvador y América Latina en general, aún siguen ahogados en problemas de toda índole. Depende de todos nosotros hacer que la teoría trascienda a la practica y asi "poder ayudar".

HASTA EL PRÓXIMO ENCUENTRO, DIOS MEDIANTE
~Guzke~