domingo, 14 de junio de 2009

PRIMER MENSAJE A LA NACIÓN DEL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR, DON CARLOS MAURICIO FUNES CARTAGENA (2)


Como pueden ver, tenemos una tarea gigantesca por delante, pero ella no nos intimida. Nuestro país ya enfrentó problemas mucho más serios y supo encontrar los medios para superarlos. Pero todo fue más rápido cuando hubo paz y unidad. Precisamos reformar nuestras escuelas, reconstruir nuestros hospitales, modernizar nuestros caminos, ampliar y renovar nuestras fuentes de energía, defender nuestro medio ambiente. Precisamos, ante todo, la vida de las personas, en especial, de los que más necesitan. Y precisamos, sobre todo, promover la urgente cualificación de nuestra principal riqueza, que es nuestro capital humano.

¿Cómo es posible que millones de compatriotas emigrantes, trabajando duramente fuera del país, logren su realización y consigan mejorar su vida?¿Qué nos está diciendo esto? Es muy simple: nos está diciendo que EL PROBLEMA NO ESTÁ EN NUESTRO PUEBLO, EN NUESTRA GENTE, SINO EN LA MENTALIDAD DE LOS GOBIERNOS Y DIRIGENTES QUE HAN CONDUCIDO EL PAÍS.

La riqueza humana del país está dispuesta, sólo falta un gobierno sensible y patriota que la haga crecer. Yo quiero ser el presidente de ese gobierno. Y esto se logra a través de la mejoría de la educación y la ampliación de oportunidades. Esto se logra cuando los ciudadanos, en especial los jóvenes, perciben que existe un gobierno que no permite privilegios y coloca el talento, la dedicación y el esfuerzo como las únicas causas de promoción y de crecimiento.

Por eso, LES GARANTIZO QUE ESTE SERÁ EL GOBIERNO DE LA MERITOCRACIA, no el gobierno de privilegios de unos cuantos, de abuso de clientelas y de los vicios de padrinazgos sombríos. Aquí, las personas serán reconocidas por su talento y su honestidad, no por sus conexiones o por su apellido. Los únicos privilegiados de mi gestión gubernamental son aquellos que nuestro obispo mártir, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, definió como “los más pobres”, como “los vulnerables”, como “los excluidos” del desarrollo económico y social.

Mis amigas y mis amigos: EN NUESTRO GOBIERNO, QUIEN TENGA MÉRITO SERÁ RECOMPENSADO Y QUIEN TENGA CULPA SERÁ EJEMPLARMENTE CASTIGADO. Lo digo en este contexto, y con el compromiso público que esto implica: EN MI GOBIERNO SE ACABÓ EL TIEMPO DEL PADRINAZGO Y DE LA IMPUNIDAD.

Y es con esta disposición, que vamos a enfrentar todas las formas de delito, en especial, el crimen organizado y su rostro más dantesco: el narcotráfico. Por causa de las carencias de las políticas nacionales, regionales e internacionales de combate al narcotráfico, esta plaga ha crecido en el mundo. Como “hidra de varias cabezas”, por cada una que se corta en un país, parece nacer otra más adelante. En este campo de derrotas casi sucesivas, América Central se ha transformado en ruta y en destino.

Sé que esta es una lucha en la que no se vence aisladamente dentro de las fronteras nacionales. Pero sé también, y estoy convencido, que un gobierno que desarrolla políticas internas rígidas y que se articula con otros países amigos, cumple su parte en esta batalla. Nosotros vamos a hacer eso con el máximo de control y dedicación. Daremos todo nuestro apoyo a los buenos policías, que son mayoría en nuestros órganos de seguridad. Pero identificaremos y castigaremos con rigor a aquellos pocos que se desvíen de su función y se vuelvan cómplices de estos criminales.

Es así, en forma gradual y localizada, que el narcotráfico comienza a infiltrarse y transforma gobiernos y gobernantes en sus rehenes. El Salvador no puede entrar en este circuito de terror y de miedo, como también no podemos dejar que segmentos de la sociedad, en especial las personas más pobres, sean rehenes de las pandillas y bandas, integradas por menores, no por eso menos peligrosas.

Las “maras” (las pandillas) no pueden continuar actuando y creciendo impunemente transformando barrios y comunidades en territorios libres para sus delitos. Vamos a luchar día tras día para imponer la ley y el orden en este sub-mundo de anti-ley, en este sub-mundo inhumano.

Mis amigas y mis amigos, vivimos un tiempo de crisis de ideologías y de carencia de modelos. En lugar de asustarnos por eso, nos debe estimular. EN LUGAR DE ENTRISTECERNOS, NOS DEBE ALEGRAR, PORQUE NOS ENCIENDE LA ESPERANZA DE ACTUAR CON FUERZA CREADORA EN EL MUNDO Y REFUERZA NUESTRA CAPACIDAD DE OPERAR NUESTRA ORIGINALIDAD. Precisamos, no sólo, perfeccionar las instituciones, sino también, crear nuevos modelos y nuevas formas de gestión y convivencia teniendo como base un sistema democrático cada vez más fuerte y renovado.

Para nuestra honra y felicidad, tenemos hoy aquí a honorables Jefes de Estado de varias naciones y que representan modelo y experiencias distintas. Cada país y cada uno de los líderes presentes nos pueden ofrecer ideas, inspiraciones y soluciones. Pero esta influencia será solamente positiva, si conseguimos hacer una síntesis de los que cada uno tiene de mejor y críticamente aplicarlas en nuestro país de acuerdo a nuestras necesidades y a nuestro pensamiento creador.

Precisamos crear un modelo nuevo de desarrollo nacional, un modelo nuevo de política social y un modelo perfeccionado de democracia que no sea una democracia falsa e incompleta de ciertas derechas que El Salvador tanto conoce y que por eso pidió un cambio en nuestro país. Tengo cariño y respeto por todos los Jefes de Estado, aquí presentes y aquí representados, a quienes rindo mi sincero homenaje. Todos ustedes, amigos y amigas, son símbolos vivos de la esperanza de sus pueblos. Una esperanza, incluso, que puede irradiar al mundo, como ocurrió con dos líderes que tuvieron un fuerte contenido simbólico en mi campaña electoral: me refiero al Presidente Barack Obama - aquí representado por su Secretaria de Estado, Hillary Clinton, esta mujer que honra a América e irradia el brillo del género femenino por el mundo -. Y me refiero también, al Presidente Luis Inacio “Lula” Da Silva, Presidente de Brasil, mi amigo personal.

Cuando mis adversarios políticos en la pasada campaña - distorsionando hechos y manchando la honra de las personas – intentaron falsamente descalificarnos, a mí y a mi partido, el FMLN, fuimos a buscar los ejemplos vigorosos del Presidente Obama y del Presidente Lula, como prueba de que líderes renovadores, en lugar de ser una amenaza, significan un camino nuevo y seguro para sus pueblos.

Yo recuerdo que, en la campaña, decía que el Presidente Obama probó que es posible reinventar la esperanza. Y recuerdo también, del Presidente Lula, que decía que demostró que se puede hacer un gobierno popular, democrático con una economía fuerte y una distribución justa de la riqueza. Y una de las cosas más hermosas de la política es, justamente, su capacidad de renovación. Y RENOVACIÓN ES, TANTO TRAER LO NUEVO, COMO HACER RENACER VALORES ETERNOS, como son: los valores del progresismo. Porque pueden haber fallado algunos modelos, pero los valores profundos del progresismo no murieron ni morirán jamás. Ellos están más vivos que nunca y son cada vez más necesarios en el mundo y, de manera más especial, en El Salvador.

Amigos y amigas, compatriotas. Nuestros desafíos son grandes, pero así los hemos aceptado desde hace mucho tiempo. Y mucho más ahora que el pueblo salvadoreño nos eligió para conducir los destinos del país. Somos otra forma de administrar y conducir la Nación. Para nosotros, la Patria, el país, no son sólo su territorio, sus recursos, sus símbolos. Para nosotros la Patria también es su gente: sus niños y niñas, sus ancianos, sus mujeres y sus hombres.

Somos dirigentes a los que no sólo les importa que “le cuadren los números”, que “le cierren las estadísticas”, queremos también que nos cuadre mejor la vida de todas las familias salvadoreñas. Hemos elegido vivir mejor con todos y no sólo con “unos pocos”. Hemos elegido crecer con todos y no sólo con “unos pocos”: esa es una decisión ética, filosófica, moral y religiosa. Cada compatriota es nuestro hermano y todos los salvadoreños y salvadoreñas son nuestra gran familia. PERO NUESTRA FÉ, NUESTRA ÉTICA Y NUESTRA FILOSOFÍA NO BASTAN POR SÍ MISMAS, SI NO LAS LLEVAMOS A LOS HECHOS y a las acciones concretas de gobierno.

Por eso, gobernar bien es la máxima expresión de compromiso con nuestro pueblo y con la memoria de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, mi Maestro, guía espiritual de la Nación, cuya tumba visité esta mañana antes de dirigirme a este auditorio…

Hay dirigentes – y tengo que decirlo, porque no puedo comenzar mi ejercicio público sin una dosis importante de honestidad y de franqueza - , HAY DIRIGENTES, PARTIDOS Y FILOSOFÍAS QUE HAN TENIDO SU OPORTUNIDAD DE GOBERNAR Y HAN FRACASADO. Después de muchos años y de muchos esfuerzos es nuestro turno y nuestra responsabilidad.

El pueblo salvadoreño nos está mirando y nos juzgará en definitiva. Pero también nos miran los otros países del mundo y, en especial, nuestros países hermanos de Centro y Sudamérica. Ellos conocen muy bien nuestros sufrimientos y luchas. Muchos han sido, de modo diverso, fraternalmente solidarios. Ha llegado la hora de mostrar a todos que no hemos esperado tantos años para gobernar mal y terminar frustrando las ilusiones de nuestra gente. No somos sólo un país al que hay que ayudar y favorecer. Somos, seamos desde hoy, desde este instante, frente a los ojos de propios y extraños, un país, una dirigencia y un pueblo que luchó por una oportunidad, que finalmente la tuvo y que al lograrla no la desperdició, no la frustró y la supo llevar a su realización más plena.

Salvadoreños y salvadoreñas, este gobierno trabajará sin desmayo durante los próximos cinco años en una agenda de cambio estructural que va a beneficiar, tanto a los salvadoreños que aquí viven como a nuestros hermanos compatriotas emigrados. A ellos les daremos todo el apoyo necesario para asegurar sus derechos de trabajar, vivir sin temores y regularizar su situación migratoria, en particular, su derecho de ir y venir para posibilitar su reunificación familiar.

Por estas razones, el “Gobierno del Cambio”, que hoy inicia su labor, ha escogido a hombres y mujeres de dilatada experiencia y capacidad que reúnen, en los difíciles momentos del ahora, dos cualidades de gran valor: sensatez y honradez.

Somos concientes de que el destino de El Salvador está indisolublemente ligado a nuestros hermanos centro y sudamericanos. Por eso, SEREMOS DECIDIDOS IMPULSORES DE LA UNIDAD REGIONAL Y LATINOAMERICANA. En coherencia con esta visión, el gobierno que presido, dado su carácter progresista y pluralista, normalizará las relaciones diplomáticas, comerciales y culturales con todos los países de América Latina, esto significa que, de inmediato, SE REESTABLECERÁN LOS VÍNCULOS DIPLOMÁTICOS, COMERCIALES Y CULTURALES CON LA HERMANA NACIÓN DE CUBA…

REALIZAREMOS TODOS LOS ESFUERZOS PARA AMPLIAR, FORTALECER Y RENOVAR NUESTRA RELACIÓN CON LOS ESTADOS UNIDOS, a quién, históricamente, estamos ligados por muchos vínculos, entre ellos, la presencia de millones de compatriotas que ahí viven, ahí trabajan, ahí construyen sus sueños.

Repito lo que dije en la noche del 15 de marzo: Quiero que este día tenga el mismo sentimiento de esperanza y reconciliación del esfuerzo que hizo posible la firma de los Acuerdos de Paz en nuestro país. En este esfuerzo de reconciliación nacional, quiero convocar a todos, sin distinción, para que participen de él. Quiero llamar, principalmente, a ustedes, mis queridos jóvenes: VAMOS A HACER UNA PATRIA JOVEN, ALEGRE, ESPERANZADA. Vamos a construir nuestro país con alegría, con fé, con belleza, con fuerza creativa, sin traumas y sin pre-conceptos, con energía de vivir. Necesitamos acabar con lo que todavía queda de nuestro complejo de víctimas, porque eso alimenta el odio, la auto-conmiseración, el revanchismo y las disculpas fáciles. Aceleremos este proceso de renovación emocional y espiritual, el proceso de creer en nosotros mismos, de respetar y hacernos respetar, de dejar la sombra oscura de nuestras peores experiencias sociales y personales.

Amigos y amigas, vamos juntos a reinventar nuestro país y a traer de vuelta a nuestros hermanos emigrados, porque un país que es incapaz de albergar a sus hijos no puede vivir feliz. Vamos juntos a construir un país de sofisticación humana y sofisticación tecnológica. Un país – y aquí pido permiso a la gran poeta Gabriela Mistral, que nos llamó, cariñosamente, “El Pulgarcito de las Américas” - que no sólo sea el simpático “Pulgarcito de las Américas”, sino que, también, sea la expresión condensada de un mundo nuevo lleno de fuerza y de soluciones innovadoras, un país que haga que su pequeñez, la concentración absoluta de su fuerza y la condensación máxima de su conocimiento para producir vigorosamente la felicidad de su pueblo de ayudar aquí, en su pequeño espacio, la tarea de reconstruir el mundo.

Vivamos y gobernemos para que los demás pueblos y naciones digan: ¡hoy sí! Este Pulgarcito de América es un “gran gigante” del trabajo honrado, un “gigante” de la libertad y de la felicidad de su pueblo. Un país en el que nos sintamos orgullosos de ser salvadoreños.

Muchas gracias amigos y amigas, compatriotas. ¡QUE DIOS LOS BENDIGA A TODOS! ¡QUE DIOS BENDIGA A EL SALVADOR!

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