domingo, 14 de junio de 2009

PRIMER MENSAJE A LA NACIÓN DEL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR, DON CARLOS MAURICIO FUNES CARTAGENA (1)



San Salvador, 1º de Junio de 2009


Señor Presidente de la Honorable Asamblea Legislativa de la República de El Salvador y señores Diputados. Señor Presidente de la Honorable Corte Suprema de Justicia y señores Magistrados. Excelentísimos señores Jefes de Estado y de Gobierno y sus distinguidas esposas que nos acompañan en esta mañana. Señor Vicepresidente Constitucional de la República, Don Salvador Sánchez Cerén y su distinguida esposa, Doña Margarita Villalta de Sánchez. Señores Vicepresidente, Jefes y miembros de Misiones Especiales de países amigos. Sus Altezas Reales, los Príncipes de Asturias. Señores Diputados al Parlamento Centroamericano. Señor Ex-Presidente y Señora Ex-Vicepresidenta de la República. Señor Presidente de la Corte de Cuentas de la República y señores Magistrados. Señor Presidente del Tribunal Supremo Electoral y señores Magistrados. Señores miembros del Ministerio Público. Señores Alcaldes y Alcaldesas municipales. Señores miembros del gabinete de Gobierno entrante y saliente. Excelentísimo y revenderísimo Monseñor José Luis Escobar Alas, Arzobispo Metropolitano de San Salvador. Miembros de la Conferencia Episcopal Salvadoreña y demás autoridades religiosas. Representantes y miembros de las Iglesias Evangélicas. Compañeros y dirigentes, miembros del FMLN. Amigos del Movimiento Ciudadano “Amigos de Mauricio”. Dirigentes y representantes de los diferentes partidos políticos de nuestro país. Mi querida esposa, Vanda, y demás miembros de nuestras familias, de modo especial dos miembros que no están acá, pero que hubieran querido presenciar esta ceremonia: mi hermano Roberto y mi hijo Alejandro. Señoras y señores, invitados e invitadas especiales, amigos colegas de la prensa. Pueblo Salvadoreño, amigos y amigas del mundo. Pueblo de mi patria:

Es un inmenso honor para mí recibir esta banda presidencial, lo hago con humildad, con conciencia de las responsabilidades que entraña y de los compromisos que debo cumplir. Seré fiel al juramento que he hecho, guiándome por los intereses nacionales y por el afán de servir, sobre todo, a la población más desfavorecida. EL PUEBLO SALVADOREÑO PIDIÓ UN CAMBIO, Y EL CAMBIO COMIENZA AHORA. El cambio no comienza por la voluntad individual de un presidente, comienza por las manos de una nación que sabe que este es un gran momento en la construcción de su futuro y que tiene conciencia que ello sólo será posible con la unión de todos. Asumo la presidencia ampliando el llamado de unidad nacional que hice antes, durante y después de la campaña. Una unión fruto de la pacificación de los espíritus, del optimismo creativo y realizador, de la armonización democrática de las diferencias y del compromiso colectivo de construir una nueva nación, sin odio y sin resentimiento. Unión, en torno de un proyecto de desarrollo nacional que tiene como base la inclusión social, la ampliación de las oportunidades, la valorización de la producción y el trabajo, la modernización de las instituciones y la garantía plena de las libertades. Unión, de hombres y mujeres libres que creen en sí mismos y en su patria y que quieren construir un nuevo proyecto de nación.

Para mi felicidad, este llamado esta siendo cada vez más oído, apoyado y entendido por mis compatriotas. Una felicidad atemperada con realismo y responsabilidad, pero igualmente, con una fuerte dosis de coraje y optimismo. Es por no tener miedo de esta responsabilidad, y por no temer este desafío que proclamo en voz alta, para mí mismo, para mis compañeros y para toda la nación: nosotros no tenemos el derecho de equivocarnos, repito, NOSOTROS DEFINITIVAMENTE NO TENEMOS EL DERECHO DE EQUIVOCARNOS.

Un largo camino ha debido recorrer el pueblo salvadoreño para llegar a este día. Ningún esfuerzo, ningún sacrificio ha sido inútil. Es hora de emprender un camino nuevo de plena convivencia en democracia. No tenemos, por tanto, el derecho de traicionar nuestros sueños ni de errar el camino. Amigas y amigos, errar es humano, pero evitar el error es, igualmente, un atributo de todos los hombres y de todas las mujeres. Y evitar el error comienza por no hacer lo que algunos ya hicieron mal en este país.

Insisto: EVITAR EL ERROR COMIENZA POR NO HACER LO QUE ALGUNOS HICIERON MAL EN ESTE PAÍS: gobernar para pocos, ser complacientes con la corrupción, tener y ser cómplices del crimen organizado, pactar con el atraso en todas sus formas de expresión.

Nosotros, salvadoreños y salvadoreñas, sabemos lo que queremos, lo que podemos y lo que necesitamos. Queremos la reconstrucción social, queremos la reconstrucción económica y queremos la reconstrucción institucional de nuestra patria. Eso significa que precisamos, no sólo, reconstruir nuestro país, también necesitamos reinventarlo. Reinventar nuestro país no significa abandonar lo que tiene de bueno y de eterno, significa mejorar lo que está bien y hacer lo que nunca fue hecho. Significa crear un modelo de desarrollo nacional que rescate lo mejor que tenemos, que disminuya las desigualdades internas y promueva una reinserción más dinámica e inteligente en los escenarios regional e internacional. Insisto: REINVENTAR NUESTRO PAÍS SERÁ CREAR UN NUEVO PROYECTO DE NACIÓN, que al mismo tiempo rescate la gran deuda social y acelere nuestro progreso humano y tecnológico.

Las principales armas que tenemos para esto son: la fé, la esperanza, la alegría y la fuerza arrebatadora de las nuevas ideas, y las principales metas que tenemos son: alcanzar el vencimiento a la pobreza, el atraso político y tecnológico, la marginación de amplios sectores sociales y, principalmente, la desesperanza y la falta de perspectiva para nuestra juventud. Precisamos, sobre todo, integrar y transformar un país pequeño que se convirtió en un “gigante de la desigualdad”, y revelar para nosotros mismos, y para todo el mundo, la inmensa capacidad creativa, productiva y modernizadora que tenemos escondida dentro de nosotros. Precisamente, por sobre todo, TENEMOS QUE RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO. Por eso, nuestro mayor desafío es hacer que los próximos cinco años valgan, por lo menos, por más de una década, y hacer eso es posible, amigos y amigas.

Salvadoreños y salvadoreñas, vamos a gobernar en medio de una crisis socioeconómica profunda, una de las más difíciles de nuestra historia. Su complejidad está dada por la combinación explosiva, tanto de factores estructurales internos como de factores propios del actual ciclo de la crisis internacional. El estado de la administración pública que se hereda no es de ningún modo satisfactorio. Precisamente, porque los componentes acumulados de la crisis interna son los que nos hacen más vulnerables. Todos estos años anteriores, desde el gobierno, no se desplegó un esfuerzo decidido para que El Salvador fuese menos dependiente y más productivo, y por ello nos vemos obligados a comenzar con medidas de emergencia.

La presente crisis nos afecta gravemente porque se careció de una estrategia clara y coherente para enfrentar sus efectos adversos. El escenario es tal, que debemos hablar sin rodeos de un deterioro inaceptable de las finanzas públicas en un cuadro de economía dolarizada. LA RESPONSABILIDAD POR ESTA SITUACIÓN NO ES DEL PUEBLO SALVADOREÑO, SINO DE LA ÉLITE DIRIGENTE QUE ESTUVO HASTA HOY EN EL PODER.

La mayoría de los indicadores económicos muestran un deterioro general de la economía. Sin embargo, la crisis – a pesar de su drasticidad – puede propiciar condiciones favorables para que nuestro país adopte un rumbo político y socioeconómico más adecuado y viable. En este entendimiento es que estamos lanzando el Plan Global Anti-Crisis, un primer conjunto de medidas de este nuevo gobierno para garantizar la estabilidad de la economía y aminorar los problemas sociales.

Los miembros de mi equipo de las áreas económica y social, darán sus detalles en las próximas horas. Pero quiero adelantar algunas de estas grandes metas y objetivos. Cuatro grandes objetivos guían nuestro plan:

- RESGUADAR LOS EMPLEOS EXISTENTES Y GENERAR NUEVAS FUENTES DE TRABAJO.

- PROTEGER A LOS SECTORES POBLACIONALES MÁS VULNERABLES, DE LOS EFECTOS NEGATIVOS DE ESTA CRISIS.

- APROVECHAR LA CRISIS PARA IMPULSAR POLÍTICAS DE ESTADO EN MATERIA SOCIAL Y ECONÓMICA E…

- INICIAR LA CONSTRUCCIÓN DE UN SISTEMA DE PROTECCIÓN UNIVERSAL PARA TODAS LAS MUJERES Y PARA TODOS LOS HOMBRES DE NUESTRO PAÍS.

En el área del empleo y el apoyo a la producción, el Plan contempla la generación de 100 mil empleos directos en los próximos 18 meses. Entre las medidas más importantes se encuentran: la ejecución de un Programa de Empleo Temporal, la realización de un Programa de Ampliación y Mejoramiento de Servicios Públicos e Infraestructura Básica, y la construcción y mejoramiento de 25 mil viviendas urbanas y 20 mil soluciones de techo y piso en comunidades rurales, en municipios en condiciones de pobreza severa.

En el área crediticia, el Plan contempla la creación inmediata de la Banca Estatal para el Fomento Productivo, que se encargará de otorgar financiamiento oportuno a los diferentes sectores económicos, principalmente a los micro, pequeños y medianos empresarios y empresarias. A través de la nueva Banca Estatal se creará, además, un sistema de garantías que le permitirá a los empresarios acceder al crédito de la Banca Privada.

Estas acciones traerán una gran cantidad de beneficios porque, además de generar empleo, permitirían abrir nuevas rutas, en especial, rurales; llevar vivienda, agua, electricidad, escuelas, unidades de salud y obras de mitigación para los salvadoreños y las salvadoreñas más pobres de nuestro país.

No quiero extenderme en detalles del Plan Anti-Crisis que, como ya mencioné, será tarea de los miembros de mi gabinete económico y social. Pero no puedo dejar de citar la importante creación del Sistema de Protección Social Universal que escribirá una nueva historia en el campo de la política social de nuestro país. Como parte de este Sistema, vamos a crear el Programa de Comunidades Urbanas Solidarias, cuyo objetivo central es mejorar la vida en los asentamientos urbanos precarios. El Programa contempla el mejoramiento de infraestructura y servicios públicos básicos, la reparación y construcción de 11 mil viviendas, el otorgamiento de un bono de educación para niños y jóvenes de 6 a 18 años y acciones para mejorar la seguridad ciudadana.

Vamos a ampliar y perfeccionar el actual Programa Red Solidaria, que de ahora en adelante se denominará Comunidades Solidarias Rurales. Como parte del mejoramiento de este programa se ampliará la cobertura de los servicios de agua, electricidad, saneamiento básico, mejoramiento de servicios de salud y de educación a 32 municipios en condiciones de pobreza severa y a otros en situación de alta pobreza. Además, se otorgará una pensión básica a toda la población adulta mayor que reside en los 100 municipios cubiertos por la Red y que hasta ahora no han recibido ningún beneficio directo del antiguo Programa Red Solidaria.

Como parte, también, de este Sistema de Protección Social, me complace anunciar el Programa de Atención Integral de Salud y Nutrición en 100 municipios con altos grados de desnutrición que beneficiarán a 85 mil niños y niñas entre 0 y 3 años de edad. Además, ampliaremos el Programa de Alimentación Escolar a centros educativos urbanos beneficiando a 500 mil niños y niñas más, que ahora no cuentan con ese beneficio.

Y no puedo dejar de mencionar tres medidas adicionales destinadas a aliviar la situación económica de los desempleados y de las familias pobres:

La primera, es la dotación gratuita de uniformes y útiles escolares a los estudiantes de escuelas públicas para el próximo año lectivo. Esta medida beneficiará a más de un millón de niños y jóvenes que asisten del primero al tercer ciclo.

La segunda medida, es la garantía y extensión temporal de los beneficios de acceso a los servicios de salud del Seguro Social, para personas que cotizan y que hayan perdido su empleo.

Y la tercera medida es la eliminación de cuotas en el acceso a servicios de salud pública y la dotación inmediata de medicamentos esenciales a todos los establecimientos del sistema público de salud. ¡No más unidades ni hospitales sin medicinas! Los hospitales públicos y las unidades de salud tendrán el cuadro básico de medicamentos.

Dada la gravedad de la crisis fiscal, el Programa Global Anti-Crisis incluye una estrategia encaminada a fortalecer las finanzas públicas. En primer lugar, incluye un Programa de Austeridad, con una fuerte restricción del gasto superfluo. Otra medida importante que nos ahorrará muchos recursos es la racionalización y focalización de los subsidios que, hasta ahora, se han otorgado de manera indiscriminada. Eso significa un desperdicio importante de recursos y aumenta la desigualdad, pues gran parte de los beneficiados son personas de altos ingresos. Por el lado de los ingresos, iniciaremos inmediatamente un programa de combate a la elusión, a la evasión, al contrabando y a la corrupción.

Finalmente, quiero anunciarle al país que, con el propósito de fortalecer la unidad nacional y de construir políticas de Estado en áreas estratégicas, convocaré en los próximos días un diálogo nacional para la definición de una estrategia de desarrollo que incluya un acuerdo sobre el empleo y la política fiscal. Además, crearemos, en el corto plazo, el Consejo Económico Social, que funcionará como una instancia institucional permanente en la que los principales sectores económicos y sociales del país dialogarán y buscarán acuerdos sobre los principales temas socioeconómicos.

Mis amigas y mis amigos, antes dije que queremos la reconstrucción social, económica e institucional de nuestro país. Agrego, ahora, que queremos – y necesitamos, también – una reconstrucción moral y de valores. Precisamos, - necesitamos, de hecho – hacer una revolución pacífica y democrática que implante un modelo que inserte lo social en la manera de organizar lo económico e inserte lo económico en la valorización del desarrollo humano. PRECISAMOS HACER UNA REVOLUCIÓN ÉTICA. El bien público no puede ser confundido con el bien personal, y la ética de los favores tiene que ser sustituida por la ética de la competencia sana y democrática. Transparencia, combate a la corrupción y a todas las formas de despilfarro y desvío del dinero público serán cosas sagradas en nuestro gobierno.

Pero esta lucha por el perfeccionamiento institucional no puede ser la lucha aislada de un gobierno. Esta lucha debe involucrar a todos los poderes y a toda la sociedad, y tengo la certeza, tengo la confianza, que el Órgano Legislativo, el Judicial y la sociedad entera nos acompañarán en esta lucha. Este perfeccionamiento se dará, no sólo con la mejoría de la calidad de las políticas públicas, sino, igualmente, con la mejoría de la calidad y del grado de dependencia de las instituciones, como también con la mejoría de las políticas y de las prácticas del sector privado.

Salvadoreños y salvadoreñas, revolución pacífica y democrática significa disminuir las desigualdades, mejorar la calidad de vida de la población y recuperar la eficiencia de la gestión pública. Nuestra democracia se encuentra acechada por las fuerzas oscuras del narcotráfico y el crimen organizado por las acciones de la delincuencia, por la situación de apremio económico que sufren miles de familias, por el deterioro acelerado e irresponsable de nuestro entorno ambiental. Y también, por LAS INADECUADAS DECISIONES GUBERNAMENTALES DEL PASADO QUE HAN DISTORSIONADO LA FUNCIÓN PÚBLICA AL CONSENTIR LA CORRUPCIÓN EN EL APARATO DEL ESTADO.

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